Nuria Sardá quiere que enseñes el sujetador: “Hoy hay más libertad y menos prejuicios”
Se han borrado los límites entre la ropa interior y exterior. Hay más libertad y menos prejuicios. El nuevo Sarda (sin acento) ya está aquí
Se siente mucho más relajada tras empezar a ver los primeros frutos del proceso de rebranding de la firma, que comenzó a cocinarse hace más de tres años y que ha supuesto uno de los mayores retos empresariales a los que se ha enfrentado. “Ha sido un esfuerzo abismal, pero teníamos que adaptarnos a la nueva manera de consumir de nuestra clientela”, comenta Nuria Sardá, que nos recibe en el showroom ubicado en el corazón del barrio barcelonés de Gràcia. Toda la obra de su padre, el legendario modisto Andrés Sardá, partía de un concepto: ser revolucionario. Pero no hay revolución sin evolución y bajo esta premisa se asienta el futuro del linaje familiar.
Un cambio de nombre -de Andrés Sardá a solo Sarda, sin acento-, de página web y de manera de comunicar. ¿Cómo se ha gestado esta transformación?
Hemos ido a buscar la esencia, lo que quería decir el ADN de la firma, y lo hemos actualizado para que fuera más digital, accesible y adaptado a todo tipo de generaciones. Porque Sarda ha sido desde el primer día una marca pensada para todas las mujeres. Siempre hemos hablado de empoderamiento femenino. Lo hacíamos en los años sesenta en España cuando nadie más hablaba de ello y lo seguiremos haciendo ahora.
Además han bajado el precio a más de la mitad.
Exacto. Hasta ahora hemos sido bastante más caros, un aspecto que impedía que pudiéramos llegar a todos los públicos. Uno de los esfuerzos más importantes que hemos hecho ha sido bajar a más de la mitad el precio, mejorando los procesos al máximo pero sin perder la calidad que nos caracteriza. Hemos hecho una apuesta muy grande para simplificar algunos procesos y así mejorar los costes.
Parafraseando a Miguel de Unamuno, ¿renovarse o morir?
Queremos ser competitivos, pero no creemos en la filosofía del usar y tirar. Si una prenda cuesta diez euros, ya podemos imaginar todo lo que hay detrás. Como en todo, has de tener tus límites. Nosotros nunca vamos a renunciar a la calidad, ética y sostenibilidad. Dentro de estos parámetros haremos el máximo esfuerzo para llegar al mejor precio posible para que todo el mundo pueda tener un Sarda.
¿Cómo percibe la industria Made in Spain?
Creo que hay firmas que han hecho muy bien las cosas. Yo al menos estando en Francia he visto a Castañer, Camper y otras marcas triunfar a nivel internacional con un Made in Spain de calidad y una buena distribución. Nosotros en España revolucionamos el mundo de la lencería en su momento. Estos últimos años Francia, Bélgica y Alemania han sido nuestros mercados más fuertes, pero ahora me gustaría que pudiéramos llegar a Estados Unidos. En todo este proceso de internacionalización está también esa nueva era de Sarda.
“La ropa interior siempre se ha vinculado al momento social y demuestra cómo vive la mujer” Nuria Sardá
Fueron revolucionarios a pesar de que, en cuanto al sector de la lencería, en España ha costado más. ¿Sigue vigente ese conservadurismo?
Creo que cada vez menos. Evidentemente aún queda camino por recorrer. Pero sí he visto una gran evolución del sector desde que me dedico a la ropa interior. Pasamos del corsé opresor al movimiento No-bra de liberación de la mujer, en los años sesenta, para que después apareciera el push-up, un sujetador que daba más volumen al pecho y que era una reafirmación del aquí estoy yo. La ropa interior siempre ha estado muy vinculada con el momento social y demuestra cómo vive la mujer.
Además la lencería se percibía como una provocación para el hombre...
Todo es cuestión de educación. No es que yo haga algo que te provoca, sino que uno tiene que hacer el ejercicio de reeducar su mirada. En la época de mi padre esto se acentuaba mucho más. Además eran dos hombres -el que era su diseñador y él-, con una visión masculina, diseñando colecciones íntimas para la mujer. Ahora todo esto ha cambiado. En el departamento creativo somos todo mujeres de edades muy dispares, desde hace muchos años. Nosotras podemos llevar las prendas, sabemos lo que nos gusta y lo que no. Una cosa es dirigirte a la mujer y otra ser mujer. Ahí está el verdadero cambio.
¿Cuál es la revolución de nuestros tiempos?
Se han borrado los límites entre la ropa interior y exterior. Hay mucha más libertad y menos prejuicios. La mujer puede llevar una americana y enseñar el sujetador debajo. Jugar con los estilismos sin importar el qué dirán. También es fundamental hablar de la revolución de las tallas. Hoy paseas por las calles y ves todo tipo de cuerpos llevando la moda como les parece mejor y nadie se para a opinar sobre ello. En mi época sería algo impensable. Nosotros priorizamos siempre el confort e invertimos mucho en patrones, formas y calidad de las prendas para que cada mujer pueda encontrar el que mejor se adapte a ella, y no al revés.
Rihanna fue de las primeras en reivindicar la diversidad de cuerpos en Savage x Fenty.
Rihanna es la reina de esto. Yo creo que ha habido dos mundos dentro de este sector: uno que se ha dedicado a las tallas y otro que lo ha hecho a la moda. Y nunca han ido de la mano. Ahora por primera vez se están uniendo para hacer la ropa interior accesible a todo el mundo, permitiendo que toda mujer pueda vestir lo sexy que una quiera.
Ustedes se enfocaban en la moda...
Es verdad que ha habido épocas en las que nuestro tallaje no ha sido todo lo amplio que hemos querido o podido hacer. Fue precisamente en el 2008, cuando nos unimos al grupo Van de Velde -que ellos tenían un bagaje mucho más extenso en tallas y copas-, que pudimos ampliar mucho más en este sentido. La inclusividad de cuerpos y feminidades distintas siempre ha sido un asunto muy importante para nosotros. De hecho, si uno visita el archivo histórico de todos los invitados a los desfiles de Andrés Sardá desde el año 2000, verá que nunca nos hemos encasillado. Muchas veces no hemos conseguido la diversidad que queríamos dentro del casting, porque es algo preescogido en las semanas de la moda, pero intentamos encontrar esa variedad entre las celebridades invitadas.
¿Qué mujer no podría faltar en el ‘front row’ de un show de Sarda?
Una Najwa Nimri o nuestra gran Rossy de Palma. También Úrsula Corberó, por ejemplo, nos encantaría poder colaborar con ella. Mujeres fuertes que van un poco a su bola y que marcan sus propias reglas. A todo el mundo le gusta lo que hacen porque son diferentes, pero sin pretenderlo. Les sale de manera natural.
Aunque ahora Sarda ha prescindido de los desfiles.
Era algo necesario. Primero porque esta inversión de tiempo y esfuerzo que ha supuesto este rebranding no nos permitía centrar la atención en otra cosa. Y segundo porque también hemos cambiado nuestra manera de comunicar. Esto no quiere decir que nunca volveremos a hacer un desfile, pero seguro que será totalmente diferente a lo que hemos hecho hasta ahora
Créditos finales:
Fotógrafa: Bèla Adler
Estilismo: Kati Lanhe
Maquillaje/peluquería: Sonia Peña para Kevin Murphy y Guerlain
Modelo: Tarima Darim (Blow Models)
Coordinación: XXL